En esta oportunidad nos gustaría compartir con ustedes información en referencia a la consulta de muchos pacientes sobre el dolor en el tobillo, posterior a un esguince

El esguince de tobillo es una lesión que se produce muy a menudo entre los que hacen deporte y los que no, y entiéndase como: la distensión de uno, o más, de los ligamentos que sostienen la articulación, generalmente vinculado a una “torcedura del pie”.

Se divide según la gravedad de la distensión en tres grados, siendo el grado I la lesión más leve, grado II una lesión considerable del ligamento y grado III la rotura total del mismo. A lo largo de este artículo hablaremos sobre los esguinces de grado I y II. El grado III es competencia del médico traumatólogo.

Normalmente lo que ocurre tras producirse el gesto es que nuestro tobillo se inflama y duele, creando impotencia funcional y limitación al caminar. Dependiendo de la gravedad aparece una mancha morada oscura hacia el talón, que no es más que sangre que se acumula y que luego el mismo cuerpo se encarga de drenar.

Aquí nuestro ligamento está lesionado y se inicia el proceso FISIOLÓGICO normal, donde el cuerpo en aproximadamente 21 días reparará la lesión. Dicho proceso se inicia con la inflamación, NORMAL y NECESARIA, del tobillo, y concluye con la cicatrización y remodelación del ligamento afectado.

En este primer momento las indicaciones pertinentes serán: colocar el pie en elevación, frío en la zona, y de ser posible, limitar los movimientos del tobillo únicamente hacia los lados, con algún tipo de férula, dejando libres los movimientos hacia arriba y hacia abajo.

Ya en esta fase podemos actuar nosotros para devolver la armonía mecánica del tobillo, lo que disminuirá el dolor, la impotencia funcional, y favorecerá el proceso fisiológico hecho por nuestro cuerpo para reparar la lesión. Cuando hablamos de devolver la armonía mecánica al tobillo nos referimos a hacer que todas las piezas de un engranaje estén en su lugar y funcionen como es debido, cada pieza por sí sola, y luego para que el conjunto pueda hacerlo eficientemente.

El tobillo es una articulación formada por tres huesos, que a su vez tiene relación con otros mediante otras articulaciones, que trabajan junto con el tobillo al momento de apoyar el pie en el suelo, caminar, correr.

A demás de esto, alrededor de nuestro tobillo y pie, existen músculos, tendones, nervios y otros ligamentos, que forman parte de este engranaje y que necesariamente deberán ser considerados al momento de evaluar y tratar un esguince de tobillo, ya que podrán alterar su correcto funcionamiento, o estar también lesionados.

¿Y por qué hablamos de devolver la armonía mecánica? Usualmente encontramos pacientes que consultan posterior a un esguince, y que tras los 21 días de reparación tisular, aún manifiestan dolor e impotencia funcional a la hora de caminar o correr. Si en 21 días se debía reparar el ligamento, ¿por qué hay dolor aún?

Sucede cuando sufrimos un esguince, en la mayoría de los casos, por no decir siempre, la correcta movilidad del tobillo se ve afectada, el ya mencionado engranaje funciona mal, algunas piezas claves dejan de funcionar como se debe y sencillamente nuestro tobillo y pie no se mueven correctamente. También sucede que la única estructura lesionada no es siempre el o los ligamentos, recordemos que alrededor tenemos otras estructuras como se menciona anteriormente. En nuestro aparato locomotor cuando una pieza deja de funcionar trae consigo desequilibrios, alteraciones en otras estructuras, mala dinámica de un engranaje complejo y con ello disfunciones, dolores y limitaciones.

¿Esta alteración de movilidad se corrige sola, de manera espontanea en algún momento? No tenemos una respuesta concreta, pero como dato interesante podemos decir que muchos son los pacientes que consultan por dolor en otras partes del cuerpo, que al interrogatorio sobre su historia clínica nos comentan haber sufrido uno o más esguinces de tobillo en algún  momento, hace 5, 10, 15 años o más, y al realizar la evaluación física encontramos un tobillo con poca movilidad, carente de buen funcionamiento, en los que incluso algunas veces se ha planteado la hipótesis de que su problema actual pueda estar relacionado con esa alteración de su tobillo.

Resaltamos la importancia de recuperar la movilidad correcta de nuestro tobillo y pie para lograr mejor funcionalidad, evitar problemas posteriores en nuestro cuerpo, incluso en estructuras a distancia y favorecer la reparación del ligamento y estructuras dañadas, es decir; ayudar a nuestro cuerpo a cicatrizar y remodelar el tejido afectado.

En todo momento lo importante será realizar una evaluación de nuestras articulaciones y estructuras relacionadas, detectar si existe alteración en cuanto a la movilidad e integridad de las mismas, para luego realizar un tratamiento pertinente que favorezca la recuperación de nuestra “torcedura”.

Esperamos que esta información haya sido útil e interesante a nuestros lectores.

Luis Noriega

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