Antes de empezar, es importante destacar, que la formación de todos los osteópatas no es la misma, hasta el momento no hay una regulación clara en nuestro país. Dicho esto es importante destacar que hay universidades de prestigio (Escola d’Osteopatia de Barcelona-UPF) que apoyan a determinadas escuelas de osteopatia, dando así la posibilidad de distinguir entre los diferentes grados de formación, por tanto, garantías de seguridad para los pacientes.
Así mismo, existen lazos y vínculos con otras universidades de otros países, donde ahí si se le da el reconocimiento merecido a la Osteopatia (European Schol of Osteopathy-UK), esto incrementa la calidad de nuestra formación, pues prestigiosos osteópatas de toda europa imparten sus clases magistrales.
Desde hace ya un tiempo atrás, todo el mundo ha oído a hablar del osteópata o de la osteopatía, pero no es hasta que se produce una dolencia cuando alguien les recomienda que visiten a un osteópata, no caen en la cuenta que no saben a dónde los mandan.
Pues bien, en primer lugar deberíamos tratar de explicar quienes somos: los osteópatas somos profesionales de la salud, nuestras herramientas de trabajo son nuestras propias manos.
Pero lo que realmente hace distinto al osteópata es la intención y el planteamiento de un tratamiento. Las técnicas son una gran herramienta y de gran potencial, pero la clave está en saber no sólo el cómo sino el porqué.
En un tratamiento de osteopatía, para una misma dolencia, existen diferentes maneras de abordar el tratamiento, todas son igualmente válidas pues hay diferentes caminos para un mismo objetivo.
Las técnicas más conocidas de la osteopatia son las de alta velocidad (crujidos de la espalda o de otra parte del cuerpo), pero el osteópata puede trabajar de muchas otras maneras, otras disciplinas menos conocidas, son la osteopatía visceral, que resuelve aquellas dolencias que tienen su origen en los órganos o estructuras subyacentes y se manifiestan a distancia. Otra disciplina, quizá la más controvertida de la osteopatia por la dificultad de aportar evidencias científicas es la osteopatía Craneo-sacral. Para resumir lo irresumible, diremos que todas las estructuras del cuerpo tienden a una expansion y una contraccion “imperceptibles” para una mano no entrenada. Este movimiento es crucial, tanto en el cráneo como en el sacro, mediante esta técnica también se puede actuar en cualquier patología del cuerpo.
Así pues un tratamiento osteopático puede contener una combinación de todo lo comentado anteriormente.
Finalmente, retomando el hilo con lo que he empezado este artículo, creo que es de obligada recomendación que ante cualquier dolor, al buscar ayuda de cualquier profesional se tenga la precaución de informarse sobre la formación de quién le va a tratar. La osteopatía desarrollada con buen criterio no debería ser jamás un motivo para poner en peligro la salud de nuestros pacientes
Joaquim Sola Solé
Fisioterapeuta col 6202- Osteópata DO
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